Hoy no soy yo.
No me siendo cómoda en esta piel. Algo en mí, dentro de mí, se retuerce como un animal herido. Presiento que este algo tiene vida propia. No depende de mí ni de otros. Me habita en silencio. Es una sombra más en un cuarto oscuro acercándose de puntillas para azestarme un cuchillazo en la sien. Un susurro, proveniente de un rincón abandonado que solo visito una vez al año por temor a olvidarle.
Se esconde por semanas, y despierta de golpe moviendo todo lo que soy. Tumbando de mis paredes los trofeos, espantando como a pájaros los recuerdos, rompiendo en pedazos delicados sueños que se hacen trizas. Hace mucho ruido. Es la sombra en el cuarto oscuro, que se acerca de puntillas para azestarme un cuchillazo en la sien; el susurro proveniente de ese rincón abandonado al que solo me asomo una vez al año para no olvidarle.
Y no soy yo, otra vez.